En el post anterior escribí sobre Tepoztlán, uno de los 83 Pueblos Mágicos existentes en México. En lo personal he tenido la oportunidad de visitar cuatro diferentes pueblos mágicos y es cierto que cada uno tiene su particularidad. Mencionaré algunos de los retos que enfrenta la población que habita en el entorno rural y hablaré de cómo derivó la crisis del sector agrícola, en una nueva ruralidad; que no es más que la diversificación laboral de su población. El producto que derivó de esta reflexión fue el siguiente mapa dinámico, con ubicación, imágenes e información sobre los 83 Pueblos Mágicos, (el cual, curiosamente no puede encontrar en ningún otro lugar y tuve que realizarlo desde cero) un logro más para Mi Diario Urbano.
¿Qué es lo rural?
En el libro Principios de sociología rural y urbana, las características que definen a la sociedad rural son: el predominio del trabajo agrícola, la baja densidad de población, la escasa diferenciación y movilidad social y los vínculos personales de naturaleza primaria (Sorekin y Zimmerman en Larralde, 2011). En este post, cuando hablamos de “lo rural” me referiré a los pueblos o localidades con las características anteriores.
Declive de lo Rural
En México, durante los años 80´s y 90´s el sector rural se vio perjudicado por la introducción del Tratado de Libre Comercio, la nueva división internacional del trabajo y el surgimiento de una nueva vía de desarrollo capitalista que poco benefició al sector económico agrícola y cualquier otro sector económico primario (INEGI). Finalizado este proceso, nace un periodo de transformación social, las pautas de producción e ingreso se redujeron, se eliminaron o se sustituyeron por actividades no tradicionales del medio rural.
A principios del siglo XX la población que habitaba en zonas rurales eran cerca de 91.9% y para el año 2005 la población representaba 24%. La participación al PIB del sector primario para 1895 en el sector agrícola era de 41% y para ese mismo año, la población ocupada en el sector primario fue de 62.5%; un siglo después, la población ocupada en éste sector representaba 22.5%. Estas cifras reflejan el comportamiento y evolución de la economía y población rural en México. Véase siguiente gráfico.
Fuente: INEGI |
Tras la entrada de capital extranjero en 1995, las actividades agropecuarias se convirtieron en actividades de carácter excluyente para la población rural de escasos recursos y explotadora de recursos naturales. Lo anterior sustentado en la constante introducción de capital extranjero, liberalización de los mercados de tierra y trabajo, reducción de la participación estatal y la destrucción de recursos naturales como dicen Guadalupe Hoyos Castillo y Oscar Hernández Lara (2008), al referirse a este proceso de transformación del sector económico agrícola.
En términos sociales, el impacto de este proceso conllevo una alta tasa de migración de la población rural que dejó de dedicarse a actividades agrícolas para comenzar a laborar en centros urbanos consolidados y cercanos al pueblo donde habitaban. Fenómenos como la movilidad pendular (commuting) se realizaron con mayor frecuencia, gracias a una mayor comunicación e interacción entre la población rural y los centros urbanos a través de las vías de comunicación y transporte. Sin embargo, las condiciones de vida de la población rural que no podía viajar y trabajar en un centro urbano; se deterioraron.
La nueva ruralidad
Entre procesos de globalización y a la introducción de políticas neoliberales; las autoridades y la población que habita en áreas rurales han buscado actividades económicas complementarias al trabajo en el campo. Estas actividades, generalmente se realizan en el medio rural, pueden ser ejercidas tanto dentro como fuera de la propiedad campesina y estar o no relacionadas con la actividad agrícola tradicional. A este proceso Méndez (2005) lo denomina como pluriactividad agrícola, entendida como una de las más significativas expresiones de lo que actualmente se denomina como nueva ruralidad.
Contrario a la nueva ruralidad, la forma tradicional de “lo rural”, se caracterizaba por las actividades agrícolas y pecuarias como únicas actividades económicas. La nueva ruralidad tiene como premisa la búsqueda de ingresos desde el medio rural; explotando recursos tangibles como materias primas y recursos intangibles como el conocimiento, cultura y tradiciones, destinados al consumo de una población de origen urbano. Así, la recientemente re-valorización de lo rural (Méndez, 2005) es visible en cada temporada vacacional o cada fin de semana en los pueblos, donde se comercia principalmente con productos artesanales, se fomenta el turismo rural y la comercialización de plantas medicinales.
Pueblos Mágicos
Al respecto de la nueva ruralidad, el Programa de Pueblos Mágicos (PPM) se ha convertido en un instrumento de desarrollo, paralelo a las actividades económicas tradicionales de las localidades rurales. El programa busca un financiamiento destinado a la localidad rural, para que la población rural eleve sus niveles de bienestar, empleo, aprovechamiento de recursos naturales y culturales, a través del Turismo como actividad prioritaria.
Actualmente existen 83 Pueblos Mágicos en México (Véase Mapa de Pueblos Mágicos). El estado con mayor número de pueblos es el Estado de Michoacán, con 8 Pueblos Mágicos. Sin embargo para cada uno de estos, la inclusión al PPM representa un reto distinto ya que implica la inversión extranjera, proyectos de infraestructura, rescate de inmuebles y centros patrimoniales, cambios y conservación de diferentes usos de suelos en la zona. Este escenario, en caso de no ser transparente y retroalimentado con la opinión de la población rural, puede derivar en conflictos; principalmente por la tenencia de tierras y recursos naturales.)
Primeras conclusiones
Las comunidades rurales han sufrido diferentes procesos de transformación económica y social, lo anterior ha impactado en la calidad de vida de sus habitantes y por lo tanto, la necesidad de nuevas alternativas de ingreso se ha convertido en el principal argumento para optar por una diversificación en las actividades laborales y también por la inclusión al Programa de Pueblos Mágicos.
El panorama de los Pueblos Mágicos resulta operativo a los ojos de turistas, pero nada flexible y peligroso para algunos habitantes de comunidades rurales. A pesar del carácter progresista y protector del PPM, algunos habitantes rurales no concuerdan con la idea de establecer criterios o limites al número de pueblos que pueden integrarse al PPM. Contrariamente al escenario anterior, existe también aquella población que se beneficia del PPM y observa que su entorno ha sido gradualmente configurado, en algunos casos sin consulta de la población.
En Tepoztlán – Morelos, el éxito de este pueblo ha derivado en la construcción de una carretera que pase por el pueblo; situación que perjudicará a la estabilidad del pueblo; como lo señalaron algunos habitantes, durante mi visita. Hay mucho que hablar de la situación actual de la población rural, sus retos y sobre todo, del Programa de Pueblos Mágicos que si bien ha sido el instrumento por excelencia para 83 comunidades rurales en México.
El Programa de Pueblos Mágicos ha sido una herramienta clave para revitalizar áreas rurales en México, promoviendo el turismo como una fuente de ingresos alterna a la agricultura. Sin embargo, este programa también presenta retos significativos. Si bien ha beneficiado a muchas localidades al fomentar el desarrollo económico y cultural, la falta de consulta y transparencia en la toma de decisiones puede generar conflictos con los habitantes.
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